La niña y el mar

(Dibujo y texto original de: Loli C. Lagos)

<< La niña amaba el mar, aun en las noches más frías y oscuras. Disfrutaba entonces de descubrir lunas llenas y veleros blancos surcando las aguas de su horizonte de sueños… Sabía que podía ser tanto o más mágico que contemplar la vida bajo el sol de la mañana….

Obedecía al susurro del viento: «No dejes de soñar…» >>

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Con esta ilustración y estas palabras, inauguro una nueva sección en mi página: «Bloc de dibujos», donde publicaré algunas de mis ilustraciones digitales. Dibujos muy planos, simples y sencillos, pero realizados con mucho cariño. Espero que os gusten.

Estrellas fugaces

Nuestros sueños son estrellas fugaces

atravesando el vacío de la noche.

Destellos huyendo de la sombra

de un realismo ciego.

Una verdad en la que nadie confía.

Salvo tú y yo…

Nosotros somos vigías del crepúsculo

recorriendo la oscuridad del ocaso.

Aprendices buscando estelas

en los confines del cielo.

Dos Cazadores del Instante.

Protocolo de emergencia

«Si algo va mal,

aún podemos imaginar un mundo mejor

y refugiarnos en ese universo inventado

para ti y para mí.

Podemos tendernos las manos,

caminar juntos,

crear las palabras que nos ayuden

a ahuyentar la desdicha.

Podemos tomar el extremo del hilo

que, delgado, suspende

lo que una vez

se llamó esperanza…

Podemos luchar…

no dejar nuestros brazos cruzados.

Repetirnos sin pausa

que todo irá bien».

Luz en la travesía

Ahora estoy aquí, pero yo no he elegido este tramo. Quien entienda bien de la vida sabrá que hay circunstancias que no dependen de uno mismo ni son obra de sus propios pasos. Sabrá que, cuando la luz de verdad escasea, uno tiene que aprender a brillar más que los astros sobre el camino, para así poder distinguir las sendas que van hacia adelante. Sabrá que la única música que, en esos momentos guía, suena desde dentro, igual que el único sol.

También yo sé que, con lágrimas o sin ellas, deberé invocar al Titán que duerme en mi alma. Y que será este Hércules valiente y olvidado quien cante y me ilumine el recorrido. Será quien luche con fuerza y sin descanso contra los monstruos que me salgan al encuentro. Quien siendo yo misma, hará mi mejor y mi peor parte, hasta convertir en segura esta travesía